LA ECONOMÍA DOMÉSTICA

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Para empezar a ser dueños de nuestras finanzas es importante conocer un ciclo económico muy sencillo: el ciclo de la economía doméstica. Las familias obtienen sus ingresos principalmente del sueldo que perciben por su trabajo o actividad profesional, o bien por los beneficios de su negocio. Los gastos familiares son, en origen y cuantía, mucho más variados que sus ingresos, ya que cada familia consume de distinta forma según sus peculiaridades concretas. Por lo tanto, obtenemos dinero a cambio de trabajo, y obtenemos bienes y servicios a cambio de dinero. Es interesante observar este ciclo desde dos puntos de vista distintos. El primer punto de vista es el monetario. Si en la economía doméstica entra y sale dinero, es importante tener control sobre dichos movimientos. Aunque parezca mentira, muchas familias no controlan sus gastos más allá de conocer el saldo de su cuenta corriente, lo cual constituye una forma muy peligrosa de vivir al día. El segundo punto de vista se obtiene levantando la mirada y enfocándola más allá del dinero. En nuestra sociedad damos mucha importancia al dinero, pero pensemos que este en realidad solo se refiere al precio de algo; es ese algo lo que tiene valor, no el dinero en sí. Cuanto más sentido común usemos en nuestras compras, mejor le irá a nuestra economía, evitando, por ejemplo, pagar precios elevados por cosas que para nosotros no lo valen. En cuanto al trabajo realizado y al sueldo obtenido, lo que realmente tiene valor es la capacidad de las personas. Cuanto más nos esforcemos en desarrollar ese valor, más fácil será, en principio, obtener mayores ingresos y, seguramente, también mayor satisfacción personal.